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La UCALP lleva adelante una investigación para ayudar a residentes del Hogar Marín

A través de diversas actividades, evaluaciones y test, investigadores y alumnos de la Licenciatura en Psicología de la UCALP están realizando, hace algunas semanas, un proyecto de investigación y extensión en el Hogar Marín, ubicado en calle 60 e/ 14 y 15. La propuesta se encarga de analizar el deterioro neurocognitivo de adultos mayores en contextos de institucionalización.

El equipo está integrado por Marcela Álvarez, Doctora en Psicología y Directora del proyecto, y por las estudiantes de cuarto año Valentina Genovart Arbia y Lucía Cuadrado. Con una carga de seis horas, distribuidas en tres visitas semanales a este histórico hogar, llevan a cabo su labor con internos que están en silla de ruedas y con otros que se movilizan por sus propios medios, lo que impacta en el estado neurocognitivo.

“El trastorno cognitivo es una de las patologías prevalentes en las personas mayores y, sobre todo, en las personas institucionalizadas, que tienen una reducción ambiental importante. Con los datos que estamos relevando, tendremos las herramientas para asesorar al personal del hogar y para bajar distintas estrategias en la comunicación a los familiares de los residentes”, explicó Marcela.

El trabajo con los pacientes

El equipo contó al diario digital  de la UCALP: “Trabajamos con asociaciones de palabras, con la orientación y con la posibilidad de hablar y escribir. Son todas esas entradas y salidas de información que permiten dimensionar el deterioro neurocognitivo”. También, aclararon que les dan rompecabezas armados por ellas, para fomentar la ubicación espacial y lo visual.

Cada visita y actividad se planifica con un fin específico, atendiendo a las respuestas que van apareciendo de los adultos mayores. Al respecto, las chicas aclararon: “Las actividades se dan en forma dosificada. Hasta hace poco, estuvimos trabajando con un nivel de exigencia cognitiva bajo. Ahora, empezamos a imprimir un nivel medio, donde se les presentan cálculos, trabajo con números, reconocimiento y abstracción. Esto es muy positivo porque lo toman como un desafío”.

Una de las cuestiones más preocupantes es la falta de estimulación de los residentes que viven en el Hogar Marín. En algunos casos, con muchos de ellos sin saber el día o el mes en que se encuentran. Por ello, afirmaron: “Vamos a solicitar que empiecen a usar calendarios y relojes, porque esto también contribuye a que la desorientación quede profundamente marcada y después se vea en un nivel bien patológico”.

Conforme pasan las semanas de la intervención, notan un impacto positivo en el entorno, pues su presencia ordena la rutina diaria. Como siempre van los lunes, miércoles y viernes, en el horario diurno para aprovechar los momentos de mayor descanso cerebral, observaron una mejora actitudinal de querer participar de las actividades y un mayor progreso en la orientación temporal.

A pesar de que todavía les quedan varios meses dentro del establecimiento, van a plasmar su experiencia en ponencias e informes dirigidos no solo a la comunidad, sino hacia el propio personal del Hogar Marín y a otros espacios de similares características para que se transformen en materiales de consulta: “Uno investiga para que se difunda, porque esto tal vez arranque en esta institución y pueda seguir en otra. Es una manera de transferir herramientas que sean tenidas en cuenta por cualquier lugar que aloje personas mayores”, señaló la psicóloga.

El equipo de investigación que trabaja en el Hogar Marín
De la teoría a la práctica: el rol de los estudiantes

Esta intervención surgió a partir del laboratorio neuropsicológico de la Universidad, un espacio académico comprometido con la salud mental y conformado por el equipo docente de distintas materias de la carrera de Psicología. Uno de los pilares fuertes de este espacio es la participación de estudiantes en los proyectos, supervisados por los profesores.

Una de las alumnas, Valentina, destacó lo siguiente: “Realmente es una experiencia muy gratificante, porque estamos en el terreno y suma mucho a nuestra formación como profesionales. El costado neuropsicológico es superinteresante y activo, lo que nos permite poner en práctica toda la teoría que vamos estudiando”.

Por su parte, Lucía agradeció la oportunidad que les brindó la Facultad para realizar esta práctica y mencionó que significa un momento de “formación para lo que vamos a hacer más adelante, lo que nos sirve para ir orientándonos y viendo en qué área nos podemos desarrollar a futuro”.

“Es un instrumento también para los alumnos, para que comiencen a comprometerse con la clínica actual. En este cambio demográfico al que estamos asistiendo, donde las personas mayores cada vez van a ser más, estos cuadros que son edades dependientes son también más recurrentes, más vistos y se requieren personales específicamente formados para asistirlos”, concluyó Marcela.

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